viernes, 3 de diciembre de 2010

Reportaje DT

Irene Montalà, fuera de serie.

Tras pasear su sensualidad por 'El Internado', acaba de rodar la TV movie 'Alakrana' y ahora está en 'El Barco', otra serie para la pequeña pantalla, que se ha convertido en la mejor pasarela de la actriz catalana. Hablamos en exclusiva con la hermosa Irene Montalà.

Recibe a DT en su casa, tras una jornada de rodaje de “El Barco”, una especie de “Perdidos” pero apiñados en alta mar. Acaba de terminar la teleserie “Alakrana” (la del barco secuestrado en aguas del Índico)… Y sí, era la profesora de historia de “El Internado”. Irene Montalà (Barcelona, 1976) nos cuenta todas estas cosas mientras se repantiga en el sofá, de fondo suena una suave música y su perrita no para de lamernos la mano. Animados por este ambiente de intimidad, decidimos sobre la marcha cambiar el orden del cuestionario y entrar al ataque.

¿Qué se valora más en el mundo del cine, ser guapa y atractiva o buena actriz? Contesta sinceramente...
Sinceramente no sé si va a ser posible (risas). Me gustaría pensar que en un 90 por ciento ser buena actriz y en un 10 por ciento el aspecto físico.

¿Juventud o experiencia?
La juventud ahora mismo es lo que más se valora. Es lo que vende. Es así en este momento en la sociedad y es absurdo negarlo. Gracias a Dios hay proyectos para todos.

¿Ser ‘amable’ con el director o con el guionista?
Ninguna de las dos opciones… ¡Ni de coña!

¿Ir a Estados Unidos a hacer bodrios y que te den premios o interpretar “Hamlet” durante 10 años?
Yo me imagino interpretando “Hamlet” durante 10 años y me muero. Y me imagino en Hollywood haciendo bodrios más sola que la una, y me muero también. Creo que hay que ser fiel a uno mismo y hacer lo que te dejen.

De jovencita eras... ¿la simpática o la guapa?
La percepción que tenemos de nosotros mismos de adolescentes es tremenda. Yo me sentía terrorífica. Cuando me alababan físicamente, creía que se reían de mí. No me sentía guapa, ni muchísimo menos…

Imagínate que se acaba la industria cinematográfica, que la gente sólo quiere ver “Mad Men” y no puedes ser actriz. ¿A qué te dedicarías?
Yo sé alicatar, me encanta poner azulejos (lo dice en serio), el rollo de la electricidad, hacer muebles, lámparas... Creo que me dedicaría a hacer algo creativo con las manos, que es lo que hago cuando no estoy trabajando.

¿Desinhibida o recatada?
Las dos cosas. Depende del momento…

¿Un tipo forrado que lo pague todo o un bohemio-cool-intenso-bloguero?
Ninguno de ellos. Alguien con las ideas claras, la vida hecha y ganas de ilusionarse.

¿Messi o Ronaldo?
¡Messi tatuado!

¿Qué tiene Irene Montalà de la chica de 20 años que rodó “Una piraña en el bidé” (1996), tu primera película?
Queda mucho, porque nunca hay que perder a la niña que llevas dentro. Ni la ilusión ni las ganas de tirarse a la piscina. Eso intento no perderlo nunca.

¿Te ha sorprendido el fenómeno de “El Internado”? Porque en internet hay montones de entradas tuyas relacionadas con la serie… De hecho, es casi lo único…
Llevo años currando y, de repente, parece que es lo único que he hecho. Pero es que los fans de la serie son fans de verdad, están metidos a tope. Pero no puedo decir que los sufra, porque en este caso son a los actores más jóvenes a quienes persiguen. A mí, aunque me reconocen, me tratan con mucho respeto.

¿Por qué ese fenómeno?
Fue la primera serie de género que se hizo aquí, una propuesta original. Y es una trama lo suficientemente compleja como para que los fans que tenía al principio sean los mismos que tenemos ahora.

Acabas de rodar “Alakrana”, una serie basada en hechos reales y en la que interpretas a un personaje que existe, la hija del patrón. ¿Dificulta eso las cosas?
Por suerte, el director de la tv movie se documentó muchísimo y nos hizo partícipes de todo: del diario del patrón, vídeos que habían hecho los marineros... Y yo siempre he estado familiarizada con ese ambiente porque mi tío era capitán de barco. Pero sí ha sido un trabajo muy complejo a la hora de la construcción de los personajes.

Imagino que parte de ese trabajo de construcción del personaje tiene que ver con la empatía.
¡Claro! Y por eso ha sido muy bestia. Está aún muy reciente y lo que vivieron fue muy duro.

¿Sueles ser empática?
Creo que sí, aunque procuro serlo sólo cuando quiero. A veces no me quiero involucrar. Pero en “Alakrana” se me ponía la piel de gallina todos los días.

Los del barco Alakrana vivieron una situación límite. ¿Tú has vivido alguna?
Sí, algunas, y tremendas. Pero no te las voy a contar (risas)…

Y sigues en la tele, porque ahora estás con “El Barco”, la nueva serie de Antena 3 y Globomedia…
Estamos arrancando la serie. Totalmente metidos en ella con Blanca Suárez, Juanjo Artero, Luis Callejo, Mario Casas…

Defiende la tele ante aquellos actores que la desprecian.
Yo soy actriz ante todo. A la hora de elegir un proyecto, para mí es importante que me guste, sea cine, teatro o televisión. No estoy dispuesta a hacer según qué ni cine, ni teatro, ni tele. Intento hacer proyectos en los que yo creo.

Entonces, ¿por qué crees que la televisión sigue estando mal considerada?
Cada vez menos. Quizás porque en estos momentos de crisis hay muy pocos actores que puedan elegir; los que sólo quieran hacer cine tendrán que esperar, porque se hace muy poquito.

Llevas ya tres años en Madrid…
Vine en un momento personal muy fuerte, muy tremendo, y fue como un cambio radical, vital, no sólo de trabajo, sino de vida. Y para mí fue un cambio a todos los niveles. Con lo cual hay un antes y un después en mi vida con esta llegada a Madrid. La verdad es que no me ha costado, porque Madrid me ha tratado muy bien desde el principio. Aunque yo quiero volver a Barcelona porque es mi ciudad. Cuando estoy allí, echo de menos esto y al revés. Digamos que ahora tengo dos vidas.

Como catalana, ¿algún problema en Madrid?
Llevo tres años trabajando aquí y no puedo decir nada malo. Al contrario. Hay mucho tópico y mucho desconocimiento por ambas partes. Aunque en lo que al fútbol se refiere, eso sí, soy culé hasta la muerte.



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